Sunday, 2 September 2012

El sueño de un viaje.

Me despierto apoyado en una ventana que me muestra el pasar de un bosque gigantesco sin márgenes ni límites a un costado de una carretera a la cual nombraré "mi norte", pero se entiende que geográficamente y acompañado de una rosa de los vientos, voy con dirección al sur. Al menos, eso parece.

Llevo un libro en mis piernas el cual parece contener una historia llena de mis pasajes y memorias, pero yo no soy el protagonista. Sin embargo, lo tomo y lo leo como si no conociera nada de su contenido, con leves interrupciones para disfrutar del paisaje que cada vez se va poniendo más verde y más húmedo. Más lejano de mi casa y más cercano a mí mismo.

Siento que he viajado mucho en un momento. No me duele nada, ni me incomoda la posición en la que voy, pero sí me complica moverme ya que a mi otro costado llevo a una persona durmiendo tranquilamente apoyada en mi hombro izquierdo. Es una mujer.

De contextura pequeña, labios pálidos y ojos descansados. Clara de piel y cabello semi largo. La conozco. Vive en mi mente tanto como otras personas. Pero ella ganó otro espacio además del que ganó en mis recuerdos.

Sin ánimos de despertarla sigo leyendo el libro que me tiene envuelto en un contexto de cariño y mucha nostalgia. Se siente como si se hubiese vuelto un diario de vida, o un periódico lleno de detalles que tengo presentes, pero de vez en cuando es bueno recordarlos con esas características para no olvidarme de mis experiencias, mis errores, mis logros y la gente con la que he compartido cada una de estas cosas.

Vuelvo a mirar hacia afuera y noto que estamos cerca de mi norte. Han pasado horas probablemente y mi corazón se acelera. Miro también nuevamente a mi compañera de viaje y noto que ya no duerme, a pesar de que sigue apoyada en mi brazo. Me mira con sus ojos grandes, me sonríe reconociendo también que estamos cerca y cierra los ojos para descansar el último tramo.

Se nota por la claridad que aún es de día. Probablemente una hora cercana a las 2 de la tarde. No tengo hambre ni sueño y creo haber estado despierto desde muy temprano.

Ya llegamos. El bus se detiene en un paradero de madera mojada en la mitad de la carretera que parecía ser una recta infinita al mirarla hacia ambos lados. Tomo mis cosas y la chica que me acompaña decide separarse de mí un momento para comprar cosas. Yo me adelanto por el sendero que dibuja el bosque que tengo al frente mío. Camino y el frío me abraza. Voy con ropas livianas, pero no me molesto en abrigarme.

Cada paso que doy es un alivio más, y mientras levanto la cabeza, la luz del sol se cala entre las ramas de los  árboles que componen el bosque. Miro hacia atrás y veo la silueta de ella. Viene sonriente. Me siento afortunado y agradecido de tenerla ahí conmigo. La espero y seguimos caminando juntos.

El final del sueño es de nuboso recuerdo. Sólo sé que estamos en una cabaña en el medio de la nada. Estamos cocinando y hay fuego en una salamandra. Sobre una alfombra yace el libro que traía en el bus. Está cerrado y con la contraportada hacia arriba, lo cual me hace sentir que la historia está terminada.

No comments:

Post a Comment