Thursday, 8 March 2012

Basado en una historia real

Recuerdo llegar a ese cumpleaños, donde conocía con suerte a 2 personas además de mi amigo que decidió obligarme (casi) a ir. Todo muy bien, de noche, en casa de una chica simpática que estaba de cumpleaños. No recuerdo si ese mismo día o ya había estado o quizás después lo estaría. Había comprado unas pocas cervezas y había dejado de comprar cigarros, pero estaba verde por uno. De la nada apareciste, ahí mirándome de reojo o eso creo.
Le pedí un cigarro a mi amigo y me tiré al sofá que estaba en medio del living comedor. No tenía fuego y tú estabas al otro extremo con el cenicero en mano. Te pedí el fuego y me lo pasaste preguntándome algo que no recuerdo si fue mi nombre o lo que estudiaba/hacía. Recuerdo estarme fumando ese cigarro sin poder recordar muchas cosas más que tu atinada y veloz voz yendo y viniendo desde un costado.

Te pregunté qué hacías, si estudiabas y al parecer me quisite hacer caer pensando que eras menor de lo que creía o yo pensé que eras más chica y me peleaste lo contrario. Me contaste que estudiaste masofilaxia y haciendo alusión un poco a mi pasado universitario, descifré que era algo respecto a los músculos y masajes. Salieron las típicas tallas y ya mi cigarro no existía. Creo que entremedio me contaste que eras de Valpo, pero Santiago era el lugar donde estabas viviendo (vives). Me paré y mi amigo estaba preparando un mini conciertito casero con sus aparatos electrónicos y musicales en 8 bit. Canté un rato y la gente comenzó a soltarse después de un momento de relax y de diversión.

Un espacio de lo que vagamente recuerdo es que en un momento me dijiste que creías que me habías caído mal, y me reí mucho para adentro, te dije que no, que na' que ver, que de hecho me habías caído muy bien y me llamaste la atención. Creo que no te convencí del todo, pusiste una cara como de duda exagerada cerrando tus ojos como tratando de encontrar la falla de lo que estaba afirmándote.

Hay un lapsus tremendo en el que ya no queda mucha gente y estamos todos sentados cantando canciones de Faith, Tool, Alice y Radiohead hasta el minuto en que nos dimos cuenta que quedaba tequila, el terror de la noche, al parecer.
La cultura chupística fue lo mejor que se nos ocurrió para bajarlo. De todo un poco, iba invicto hasta que me hicieron caer. No tomé mucho por mi problema estomacal pero tomé, tomamos, todos.

Llega un punto en el que estoy parado en medio de ese living y no encuentro mejor espacio donde dormir que al lado de la ventana que da a la entrada y se ve el puerto desde la altura. Sé que mi amigo también se quedó, avisé a casa que no llegaría y que estaba bien. Deberían haber sido las 5 am, quizás un poco más tarde (temprano) empezaba a amanecer y cerré los ojos por no sé cuánto tiempo.

Ya era domingo, y de pronto estabas al lado mío, mirándome sentada mientras yo despertaba. Me incorporé y te sentaste al lado mío para seguir conversando de cosas que por el sueño de ese momento no recuerdo bien, pero sé que hablamos de la niebla que se veía y de las bandas que compartíamos.

Me sentía raro. Había pasado mucho tiempo, años la verdad, de que una mujer no se acercaba a hablarme como tú lo hiciste, no exagero en nada, pero fue totalmente una sorpresa abrir los ojos y verte ahí. Nos reíamos de lo que escuchábamos de la pieza donde mi amigo hablaba también con la anfitriona y las tonteras que nos decíamos de una pieza a la otra.

Pasó la hora y yo debía irme a almorzar con mi padre, recordé mucho tu cara, es extraño porque como se sabe en la historia, una de las presentes se transformaría en lo que creí era amor por casi un año, pero no fue así.

Mi amigo y yo nos retiramos dando las gracias por el hospedaje y la diversión, me aseguré de que se notara que yo también lo había pasado bien ya que hace mucho que no salía por mi enfermedad y por los intentos fallidos de seguir conociendo gente, cosa que se rompió ese día. Al tomar el colectivo que nos dejaría en el plan le dije a mi amigo "Ella es muy genial, me cayó la raja", a lo que él preguntó con tu nombre. Yo le asentí y creo que desde ahí me mentí a mí mismo con la oportunidad de algo que no sería lo mejor. Decisiones apresuradas antes de notar detalles precisos que a futuro llevaron a escribir esto. Una historia basada en hechos reales que me penará por el resto de mi vida como muchas otras cosas que no olvidaré porque me han dado la experiencia que tengo hoy.

Es raro ahora saber que lo que siento o sentí o intento dejar de sentir, está tan latente como las horas de un ciento de noches que trasnochamos conversando, cantando quizás, cada uno frente a su pantalla, tantas historias nuestras, conocimientos compartidos y negados, risas y rabia, pero por sobretodo la música que por lo menos para mí sigue siendo el puente que me queda hacia el resultado de querer hacer feliz a alguien esperando quizás qué cosa.

Estoy tranquilo, pero un tanto apenado, por darme cuenta tarde muchas veces de las cosas que me rodean y de fijarme en detalles burdos que no llevan a ningún lado más que el donde me encuentro ahora, escribiendo como muchas otras veces.

Feliz día de la mujer, bonita.

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