Friday, 2 December 2011

Distracciones - VII

Des estaba sentado en la parte trasera de una ambulancia cuando llegó Min y Uno al lugar. Una quemadura no tan grave, pero fea, se le veía en su brazo izquierdo, su brazo funcional. El hollín impregnado en su camisa, los pantalones algo achurrascados por el calor, con las manos negras y las mangas dobladas a la altura de los hombros. Se veía bien dentro de la imagen que representaba el desastre del siniestro.

Min reconoció a Des entre la gente, corrió hacia él y Uno tras ella notó el destrozo del bloque casi por completo, a su vez observó los trabajos de los bomberos, paramédicos y policías que ayudaban aún a las personas con problemas, heridas o controlando rastros de nuevos focos de fuego después de la explosión. El calor era demasiado, poderoso, y el sol de la tarde aumentaba la temperatura del lugar.

Des se paró antes que Min llegara a su lado. La besó, fuertemente, haciendo caso omiso al dolor y ardor de su brazo rosando con la chaqueta de la mujer que besaba. Todo parecía estar bien, pero Des no lo estaba.

- ¿Qué pasó? - preguntó Uno al verlo un tanto cabizbajo - No hubo muertos. ¿No?
- No, todos salvaron, algunos con quemaduras graves ya los mandaron al hospital...
- ¿Entonces? - interrumpió Min tomándole la mano del brazo sano, haciendo chocar su plama con la de él al ritmo del segundero.
- Perdimos todo. La explosión derritió el cableado interno del edificio, recalentó los motores de datos de la oficina y el golpe de corriente después de la vuelta de energía quemó 3 computadoras, entre esas, la mía y nos quedamos sin piso para poder reinstalarnos. El seguro cubre gran parte de la pérdida, pero no nos ayudará a encontrar un nuevo espacio para reubicarnos - Des se lamentaba y a la vez se quejaba por el movimiento del aire sobre sus quemaduras - Si no encontramos algo de acá a una semana más, estamos en la calle.

Un paramédico se acercó a ellos y le pidió a Des acompañarlo de vuelta a la ambulancia para realizarle curaciones en su brazo. Uno en forma silenciosa de apoyo puso el suyo sobre los hombros de Min, la acercó a él y terminó por abrazarla. Sabía lo que se venía.

Ella no entendía por qué le afectaba tanto todo esto. Pero, por tercera vez desde que Uno la conoce, Min lloró, el stress pudo más y lo sacó afuera. Después de todo, había que sacar la angustia acumulada de ese día. Des desde lejos la miraba y se mordía el labio inferior un tanto nervioso.

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