Thursday, 24 November 2011

Distracciones - VI

La semana para Min comenzaba siendo pesada. El dinero que su padre le había enviado no era suficiente ya para lo que hacía y lo que no con el pasar de los días. Se sentía un poco nada. Sin trabajo, sin algo estimulante o motivador que hacer. Sólo el ejercicio era lo que la sacaba de sus caminatas y salidas nocturnas, leer de vez en cuando o encender la televisión.

Des después de ese día, se desapareció por un tiempo, ella sabía que él trabajaba, que vivía aún con su familia y que probablemente con lo mucho que hace, ni si quiera recordó llamarla cuando tuviera tiempo. Se decía a sí misma que siempre se fijaba en tontos, que sólo la toman en cuenta por lo bonita, simpática, buena para salir y disfrutar de buena música, jamás la tomaron en cuenta por sus sentimientos. A pesar de esto, Min, jamás fue una mujer depresiva, todo lo echaba afuera rápidamente conversando con Uno o con Ester, escribiendo a veces o simplemente el hacer cosas que la hicieran pensar más allá de lo que los problemas lo hacían. Pocas personas la han visto llorando, o triste. Por otro lado, sí posee un carácter fuerte, y se molesta fácilmente con cosas comunes.

- ¿Aló, Min? - Uno al otro lado del auricular, sonaba algo preocupado.
- Sí, ¿qué pasa Uno? - Min de sorpresa cambió rápidamente de estado semi cansado a alerta.
- Min, quedó la cagada en el centro, donde trabaja el Des...
- ¡Qué!¿pero cómo?¿qué pasó? - de alerta a desesperada.
- Incendio, el calor parece que recalentó unas instalaciones de gas y voló la mitad de una cuadra, está la pura embarrada, ¿no sientes las sirenas?
- No, estuve todo este rato con audífonos, ni si quiera sentí el bombazo, ¿van a ir a ver?
- Yo voy saliendo ahora, la Ester está con pánico, igual me da lata dejarla sola, pero igual está preocupada por el Des, nos juntamos en el banco, ¿dale?.
- Voy corriendo.

Se sintió una mierda con sólo recordar que creía que Des no la había llamado por olvidarla, sintió también mucha angustia por no saber cómo se encontraba, salió corriendo sin cerrar la puerta tras de ella y comenzó a llamar desesperadamente al móvil del hombre que por fin, después de unos pocos meses, reconocía que amaba.

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