Sunday 20 July 2014

Bhagavad Gita por segunda vez.

Es raro retomar un libro sagrado, independiente de la visión religiosa que tengas o practiques.

Yo no me dejo llevar por ninguna, pero un libro es un libro y si del Bhagavad Gita se traja, su historia es épica.

Es segunda vez que lo tomo como lectura, para analizarlo, para memorizar pasajes interesantes y también practicar algunas bondades halladas en él.

Es así como he querido plasmar el texto 22 que dice más o menos así:

Así como una persona se pone ropa nueva y desecha la vieja, el alma acepta nuevos cuerpos materiales, desechando los viejos e inservibles.
Es tan importante el creer que podemos sanarnos y que nuestra fuerza interna viaje a través de otros cuerpos y figuras para así dar cuenta que quizás nunca nos conozcamos a nosotros mismos.

La reencarnación es algo tan sublime y desconocido para mí en estos minutos, pero tan presente a la vez.

Me pregunto a veces si reencarno aun sentiré lo mismo cuando tome consciencia de mi integridad personal y logre reconocer el cariño, el amor, el respeto, el cuidado y muchas otras cosas y cualidades hacia las personas que me rodean.

Lo único que sé, es que nuestra energía vital, alma o espíritu, como quieran decirle es inmortal, y gracias a esa energía, sea cual sea su fuente (fe, ciencia, sangre, corazón y mente conectados...) es lo único que realmente nos pertenece, independiente del cuerpo en el que nos encontremos.

Al alma nunca puede cortarla en pedazos ningún arma, ni puede el fuego quemarla, ni el agua humedecerla, ni el viento marchitarla.
Mi alma recupera paz. Mi alma está alegre.

Salud.

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