Min venía cercana ya. El bus había tenido un retraso no mayor y eso le parecía realmente insignificante después de un año. Escuchaba a Cash sentada a la ventana del lado izquierdo casi a mitad del transporte. Asiento 21 pidió y notó que estaba ocupado, entonces marcó el 11, al otro lado. Viajó sin acompañante de pasillo.
Algo raro le parecía para un viaje de más de 7 horas después del vuelo que doblaba en cantidad de tiempo. Suspiraba de vez en cuando, mirando los árboles a los extremos de la carretera, los vehículos pasando a gran velocidad por la pista contraria y los letreros que cada vez se hacían de nombres más conocidos y no tan difíciles de pronunciar. Se sentía sin nervios ya. Pero la angustia de lo inesperado le hacía sacar esos respiros profundos.
Pensaba en Victor, en Ester y obviamente en Des. Se acordó de la cara de su madre dejándole bien claro que las cosas buenas hay que aprovecharlas y que ésta era la oportunidad para darse cuenta en vivencias de ello. Que estaba grande, que la perdonara por no haber estado con ella, pero que los errores también son parte de la vida y que uno siempre espera aprender de eso. Recuerda haberle dado la mano y abrazarla con la otra mientras le besaba la cara al despedirse.
- Eres mi hija - dijo Nora cuando recibía el beso - y eso, a pesar de lo que he hecho, no lo cambio por nada.
- Eres mi madre - contestó Min - y de ahora en adelante, serás conocida por serlo - le sonrió mirándola a los ojos y soltó una lágrima que Nora secó al instante.
- No llores, estaremos en contacto, sé que más yo que tú, volveremos a visitarnos.
- No lo dudo - se rió reconociendo el cumplido - Nos vemos, mamá.
- Nos vemos, hija mía.
Una mano la despertó y le dijo que estaban entrando al terminal. El acomodador le sonrió y le pasó la única mochila que traía en el maletero de techo que tenía el bus. Min dio las gracias y se reincorporó mirando por la ventana.
Des estaba en cunclillas mirando al suelo con sus anteojos de receta. Pocas veces los utilizaba y bueno, la situación de reconocer a Min a lo lejos en el terminal lo hizo colocárselos "por si acaso". Al lado de él, Uno escuchaba su música muy fuerte y metido en ella. Ester afirmada a la guitarra de Des, tambaleaba el cuello al mismo tiempo que movía la guitarra en su eje. Cada uno en su mundo, esperando, después de un año, a la mujer que se les fue de las manos. Tres amigos cerrando una etapa, un periodo en común, una espera larga, para volver a encontrarse como siempre quisieron ser, una familia.
- Parece que allá... No - Des se paró y como que tendió a caminar un paso y volvió a la posición en que estaba - Puta que se demora el bus en llegar, quiero ir al baño.
- Ahaha, típica - se reía Ester mirándolo hacia abajo sabiendo que siempre en situaciones de espera, Des era el primero en desesperarse - Des, "elquenomeaguanto".
Uno por el volumen sólo atinó a bajarle un poco a la música y levantar una ceja como era de costumbre también cuando quedaba descolocado en alguna conversación o situación y exigía una explicación de manera silenciosa.
- El Des quiere ir al baño - seguía riéndose Ester mientras gesticulaba caras de "no me aguanto"
- Pero que vaya, en todo este rato no creo que llegue, si nosotros llegamos como una hora antes - Uno movía sus manos en signo de "levántate y anda" - Anda, pavo, te vas a reventar acá esperándola.
- Dale - Des se levantó y partió corriendo mirando hacia atrás.
En el mismo momento en que Des cerraba la puerta del baño, la puerta del bus donde Min venía se abría para hacer rutina de pasajeros descendiendo del vehículo. Uno miró de reojo y apuntó con el mentón a la dirección del estacionamiento. Ester miró y esperaba ver a su amiga bajar en cualquier momento, sin darse cuenta que Uno ya se había adelantado.
- ¡Des! - gritó Ester al verlo salir del baño - Llegó, Des, toma la guitarra.
Des a lo lejos vio a Uno con Min en los brazos, era el abrazo esperado. El mismísimo abrazo que había imaginado que se darían cuando se volvieran a ver. El mismo abrazo que hacía llorar en ese mismo instante a Ester mientras caminaban en dirección a ellos.
- And when i see you... - Des hizo sonar el primer acorde de la guitarra y siguió - I really see you upside down, but my brain knows better it picks you up and turns you around, turns you around, turns you around...
Estaba llorando pero seguía cantando, y mientras lo hacía, Min se bajaba del amarre al cuello que le tenía a Victor, se acercó despacio a Ester, la abrazó con fuerza y Des notó que se pedían perdón mutuamente.
Al separarse ambas, con mejillas mojadas, cantaron la línea del coro del tema que Des interpretaba
- All the girls in every girlie magazine, can't make me feel any less alone...
Des no aguantaba más y lo que fue el final del tema, fue una caída de guitarra de las manos y el beso más esperado en el planeta que llamamos Tierra. Uno se acercó a Ester y le pasó el brazo derecho sobre el hombro, la atrajo hacia él y murmuró algo en su oído.
- Ha llegado a casa, nuestra hija - sonriendo le besó la sien y luego la boca.
- Gracias - contestó Ester entre sollozos.
Al safarse el uno del otro, Des y Min se miraron a los ojos, ya no había nada más.
- Given you a reason to stay... given you a reason to stay... - terminó Des cantando entrecortado, abrazándola como nunca antes.
- This is fact not fiction, for the first time in years... - concluyó ella con la última frase de la canción.
Min estaba hermosa como siempre, incluso con un poco de su maquillaje corrido por el llanto merecido. Maquillaje que había vuelto a usar después de todo.
Ester y Victor cercanos caminando atrás de ellos. Siguiéndolos para lo que sería el fin del día, y el comienzo de la realidad de volver a tener a Min cerca. De volver a disfrutar como nunca se debió interrumpir. De compartir las tardes de películas, de comer juntos ensalada, de tomar helados en la plaza.
Des estaba tranquilo, de la mano con ella, caminando a casa, aún recordando buenas cosas que no puso en la última carta, aún recordando cada uno de los temas que lo acompañó durante el año, recordando que Min era el amor que jamás pensó tener y que ahora, jamás piensa dejar. Con la mano izquierda rodeando la cintura de ella intentó no moverse mucho y sacó lo que confirmaría todo lo que había pensado hasta ese minuto. Nada podía salir mal. Nada ya podía negarle ser feliz. Nada existía ya que pudiera impedir a Des lograr el mismo fin que Min pensaba ahora que había vuelto.
Sí, ella también lo tenía en mente. Joven aún, pero sin desear nada más. Cerró los ojos cuando Des dijo su nombre antes de repetirlo. Los cerró tan fuerte que vio luces revoloteando en sus párpados. Los pelos erizados y los dientes mordiéndose los labios por dentro.
- Min - Des se detuvo un momento antes de seguir - Min, ¿te quieres casar conmigo?
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